top of page

Para ti, tan única como repetible:

 

Tanto de ti que te convertiste en mi Mercedes

 

Tanto tiempo disfrutando tus manías, tus modos equívocos de decidir, tanto tiempo así contigo me hizo comprender porque en este mundo cada quien prefiere la forma más rara, me hizo entender más allá de mis ojos, pues siempre te considere mucho más inteligente que ninguna otra.


Hubo momentos en estas décadas de mi vida que te pensé, que llegue a la conclusión de que tendría que vivir lo que me quedara de vida queriéndote, y diario disfrutar con ese maldito espíritu y fantasma tuyo que me perseguía en cada aventura amorosa y trayecto de mi vida, era lo que me quedaba. Llegue a estar seguro que iba a imaginar en cualquier otra mujer esa maldita voltereta que hacías cuando te retirabas de la habitación, ese giro con la sonrisa descarada que tanto caracterizaba la victoria de alguno de tus argumentos en nuestras discusiones acaloradas.

Ahora si tengo que confesarte que; tanto tiempo disfrutando tus manías y aciertos, tanto tiempo de tu persona en mi vida, me volvió un hedonista completo, un enamorado también, me convertí en hipocresía pura. Ya no se si fue buena idea hace años agradecerle a la vida por haberme puesto en el camino de tu persona, lo hice por no alimentarme un poco el ego. “Agradecerle a la vida” me conecto con esa parte emocional pura que tantas veces busque y halle perdida, pero a cada vuelta de agradecer, sabía que era yo quien te había encontrado, yo te había ganado, por eso seguía siendo un hipócrita.

Fuiste mi Mercedes tantos años, fuiste esa mujer de tantos países por miles de ocasiones, fuiste siempre y quizá con un dejo de esperanza que tú lo hubieras visto igual, la parte que le decía cada mañana a mi alma; “Reacciona flojo”. Maldita sea, fuiste tanto y todo lo que una mujer enamorada puede ser para el hombre más perdido del mundo, fuiste la guía de mi pánico y persecuciones.


Tengo otra confesión que hacerte; Encontré tanto, conocí muchísimo más de lo que cualquiera hubiera apostado por mí a que me conocía, me sentí la persona más libre entre tanto cabeza dura a mí alrededor, quizá más de una década tuve esa paz, esa calma tan inusitada por tu bendita ausencia. ¿Me creerías que odie tanto estar en paz?, comencé a odiar poco a poco la calma de mi vida, la paz de mi espíritu, que en algún momento tanto quise después de tanta guerra, después de tantas “mejores ideas” cada noche de sábado, comencé a odiar tanto estar en paz. Tan característico de mí que empecé a buscar la forma de sabotearme, de alborotarme los días, comencé a buscar la forma de crear el caos de mi infancia una vez más a mi edad.

Fuiste mi Mercedes tantos años, fuiste esa mujer de tantos países por miles de ocasiones, fuiste siempre y quizá con un dejo de esperanza que tú lo hubieras visto igual, la parte que le decía cada mañana a mi alma; “Reacciona flojo”. Maldita sea, fuiste tanto y todo lo que una mujer enamorada puede ser para el hombre más perdido del mundo, fuiste la guía de mi pánico y persecuciones.

Tengo otra confesión que hacerte; Encontré tanto, conocí muchísimo más de lo que cualquiera hubiera apostado por mí a que me conocía, me sentí la persona más libre entre tanto cabeza dura a mí alrededor, quizá más de una década tuve esa paz, esa calma tan inusitada por tu bendita ausencia. ¿Me creerías que odie tanto estar en paz?, comencé a odiar poco a poco la calma de mi vida, la paz de mi espíritu, que en algún momento tanto quise después de tanta guerra, después de tantas “mejores ideas” cada noche de sábado, comencé a odiar tanto estar en paz. Tan característico de mí que empecé a buscar la forma de sabotearme, de alborotarme los días, comencé a buscar la forma de crear el caos de mi infancia una vez más a mi edad.


Y así transcurrieron mis días, meses y jamás me di cuenta de cuando ese momento se transformó en años y en décadas tiempo, jamás llegue a sentirme miserable, ni tampoco una víctima de las casualidades tan graciosas de este mundo y aún seguía pensado que estuviste persiguiéndome.

Lo que sentí estando contigo, y te puedo apostar que no he sido el único hombre de este mundo que alguna vez lo sintió, sentir hasta los huesos que esta uno amenazado por tu increíble ser y que no existe otro personaje de esta mala broma que vivimos que no haya pasado por el infierno de tu pecho cuando se cruzó contigo. Y seguía con el maldito sentimiento de que la vida se me iba en un pensamiento de martes por la tarde, sentí que se me iba la vida escuchando a aquella mujer en esa calle. La escuche en San José, tocando la mejor sonata posible de sus manos en ese piano que alumbraba los pasillos del hotel (del cual ya te platicare en unos párrafos después, pero después, en otro año), disculpa que me desvié del tema, ya sabes que soy tan pasional que el raciocinio algunas veces camina interrumpido en mi cabeza (¡pero que genérico soy algunas veces!), sentí y pensé cuando la escuche que mi vida, combinada con el espíritu de tu ser tomando vino en la misma mesa ha sido la mejor vida, la mejor vida que muchísimos ególatras confundidos con su baja autoestima hubieran deseado a morir, me hiciste increíble.

Aunque sería demasiado servil y demostraría mis debilidades amorosas si he aceptado que tú me has hecho, después de tanto contigo cualquier otra persona se habría convertido en cualquier número o incógnita, descubrí que resolver la ecuación matemática más hipócrita del mundo era tratar de resolver el amor, resolver ese amor tuyo no iba a ser la excepción, aun así lo acepto, yo contigo estuve diferente, no era cualquier otra persona.

Fue entonces cuando entendí que siempre fui yo el problema y jamás la persecución tan molesta de tus besos, entendí que sería la mejor de mis suertes a mis 50 años que la vida me brindara el mejor escape posible de ti, de mis traumas contigo, de la obsesión de tus ojos a lo bonito de este mundo, era tiempo de entender que esta vida mía que tantos han envidiado era una mentira más que absoluta, al menos así era ya desde hace un tiempo largo.


Le doy mi mayor amor a los días de antes, ¿Cómo ha sido tan romántica mi vida?, ¿Por qué siempre se ha empeñado mí hacer en brindarme una sonrisa. ¿Me encontré contigo?, no estoy para nada consciente si esto lo soñé o lo quise tanto que si paso en verdad, no supe distinguir de realidades, de la tuya y la mía, tenerte al alcance de mi mirada, al tacto de un gesto de amor, te disfrute una vez más y lo único que pude decirte fue; “Te adoro”, vaya que parecía un adolescente envenenado por tu presencia que no me puse a pensar si lo decía en serio o no, jamás me paso por la cabeza que tantas décadas habían hecho que me olvidara de ti, simplemente lo dije, quizá un poco de mentira, un poco de verdad.


Y ya en estos días al observar tu reacción cuando volteabas hacia un “Te adoro” de la voz más familiar que vas a escuchar en tu vida, recordé y volví a disfrutar una vez más ese giro tuyo, e inmediatamente tenías la sonrisa de triunfo, pero esta vez parecía ser la sonrisa más absoluta, la sonrisa que tus arrugas por los años formaran aunque aun tan sensual como siempre y como diario, ya había cambiado, creo, pero algo me decía que esta vez fue con mayor gozo y regocijo de victoria que nunca, quizá algún día esperaste lo mismo que yo, puede ser que estuvieras con la esperanza de librar la última batalla conmigo, de saberte ganadora una vez más de esta atemporal batalla entre tú y yo que es hacernos el amor, sabiendo que siempre vamos a perder y terminar juntos cuando la vida lo quiera, de saber que perdimos el libre albedrio desde el momento en que nos cruzamos en ese umbral hace más de 30 años.


El momento en el que estabas por irte después de contarnos una vez más todas nuestras vidas anteriores y en donde estaríamos en 300 años, después de volver a meterme por tu piel hasta el fondo de tu ultimo pensamiento, lo único que se te ocurrió decir fue; “Y yo a ti te amo”, creo jamás volveré a verte ni escucharte, se convirtió mi vida una vez más en el caos anhelado meses anteriores, esta vez me hacía falta saberte de mí para que mi egoísmo volviera a brindarme sendero a seguir.

bottom of page