Volar con las pestañas
“Alguien que soñaba mucho me contó, me ha dicho que el ser humano a cierta fecha de su juventud, deja de ser el mismo, que a las casi 3 décadas de edad el ser humano se desprende químicamente del último registro genético con el que comenzó esta forma de vida, esta persona me conto que supuestamente comienzas una nueva vida, nueva en casi todas sus facetas: químicas, psicológicas y biológicas.”
De todo esto que me ha contado no estoy seguro, pues no sé si tenga alguna base o certeza científica o solo sea la atinada opinión de un loco inexperto en vivir, pero, de lo que si estoy seguro es que; el ser humano tiene ideas preconcebidas que atinan a etiquetar las cosas que no entendemos, está claro que como especie decimos amar la verdad pero no podemos carecer de prejuicios. Entonces es casi difícil etiquetar todo y acertar porque no podríamos darle sentidos literales a todas nuestras palabras, menos las que vienen y van con la edad.
Así que sin más poder en mis manos para entender todo esto, esto es lo que hare de ahora en adelante:
Me daré la tarea de averiguar el nombre de lo que vemos en la atmosfera, con un cristal encontrare como llamarle a cada punto que vimos juntos aquellas noches, sé que tal vez nunca lo logre porque es demasiado ambicioso, pero seguro que a eso me dedicare. Fue algo de otro mundo compartir contigo y volar juntos en nuestros pensamientos, tan solo hablar y verte a los ojos ahora me hace relacionar, relacionar lo que pasamos juntos con una sensación de vivir a un extremo hilarante de casi morir.
Una sensación de sentir y creer en ciertos absolutos. En realidad no he pensado que todo tenga un definitivo, no creo en absolutos, pero como te mencione; algo con nosotros me hizo pensar que hablando de romance, podría haber algo que si lo fuese, por ahora sé que, las sonrisas que tuvimos esos días sí que fueron absolutas, quedan petrificadas en mi recuerdo y mis más ilógicas relaciones mentales.
También por lógica y por amor a la vida sé qué no estarás sola en este mundo, cuando sientas que su peso está rompiéndote los tobillos, sé que tendrás siempre una invitación a cenar y quien te ayude a hacer la mudanza, cuando tengas que cambiar de vida, se también que una mujer como tú con esa luz enorme, va a ir a salpicar de dicha a cualquier otro desgraciado como a mí, pues me hiciste sonreír, pensar y amar a mis demonios y eso no es de cualquiera.
Ahora que sin querer te has llevado alguno quizá, pues consérvalo y veras que no es tan malo como el miedo que le tenías cuando te lo presente. Se también hermosa que te conocí y perdí un poco la adicción a la soledad, no puedo explicar esto último, solo sé que así fue y por alguna razón siento que sin destinos ni preconcepciones así tenía que ser, conocernos de esa forma tan con el impulso en la locura y con la gentileza del romance, pues ha sido algo que no va a olvidar nadie que nos haya visto.
Tu simple mirada que tanto me gusta logró mover en mi algunos nervios que pensé tenía bajo control, ha sido tan así la necesidad por aventura que te lo dije y lo vuelvo a decir: “algo existe que me gustaría compartir detrás de tu mirada, me da curiosidad y me aterra al punto del pavor siquiera pensar que es”. Creo que solo tengo que pedirte una cosa ahora mi “amorcito australiano”, jamás dejes de ser tu misma, que así me gustaste, me he contradicho cuando escribo, pero es que solo así voy a encontrarle respuesta a este pequeño tormento que es no tenerte y solo se me ocurre extrañarte y mencionarte. Por favor besa siempre como si no fueras a tener una vez más tremendo gozo y así sabrás por seguro mi hermosa mitad del otro lado del mundo, que veras el atardecer el día siguiente.
Para mi es una dicha saber estas cosas, porque me di cuenta que contigo no necesite de ningún sentido literal de la palabra para poder encontrarte, porque esta vez la presencia tuya no fue ninguna idea ya formulada, fuiste completamente algo nuevo e increíble para mí. Así que suponiendo que mi amigo el loco y yo tengamos la razón, por eso es que estaría encantado de tener algo más que compartir contigo, destrozar una vez más ideas juntos y desconectarnos de acá y volar juntitos de las pestañas para ir poniéndole nombre a cada puntito que veamos en el cielo.