top of page

El cadáver de tu talón

 

-Acostado ahí apenas respirando, rogándole sabe dios a quien por un poco más de aquello que te mantuvo vivo, lucido y  con esperanza, te das cuenta que si bien no estás muerto ya, es por la compasión de unos cuantos ilusos que te encontraste en el camino, ¿Cuánto tiempo tiene que llevas ya cargando con esos dos compañeros tuyos?

¿Cuándo te diste cuenta que su mal olor era no más que un aviso de en qué te estabas convirtiendo?, ¿para qué quieres todo ese bien de vuelta contigo?, aunque bien abraces la poquita “humanidad” y cariño que le debes al mundo, no tiene sentido alguno, te juro no tiene sentido alguno que te esfuerces por dejar de una vez por todas ya ese cuarto, si cuando salgas vas a terminar aterrado una vez más y sin darte cuenta la vas a volver a golpear y sentirás que te persiguen de nuevo.

Siempre te escucho decir que cuando llegaste aquí eras más grande, fuerte y pesabas 15 kilos más, te voy a decir un secreto mi querido imbécil, estabas peor el día que pusiste un pie en este lugar. Hoy te veo más fuerte y te siento valiente, aunque si menos hermoso. Decidiste hundirte en la mierda de la que pocos salen, bueno, aun no has logrado salir, irónico decirlo, ¿no crees? Pero ahora te entregaste y no tienes reserva de que ya no quieres nada de esas tonterías que supuestamente hacen brillar a la gente. Solo quieres esto, si, te ves patético, pero no veo el problema. Dime si ahora te preocupa no comer o beber en días, dime si ahora tus preocupaciones son mundanas.

-¡Dios mío que horrible sonrisa esbozas!, amigo parece que terminaste de perderte.

-Pues más risa me da a mí que no tienes ni la mínima idea de porque estás y aun así no has preguntado nada, Señor Taquio, ¿Por qué es eso?.

-Algunas veces Eugenio ya solo siento que se apagan y prenden unas luces frente a mis ojos, creo que después de cierto tiempo encontré el punto de en medio, muy mío claro, pero escuche de eso tanto tiempo, de un balance entre mi persona y el cosmos tangible de nuestro conocimiento del mundo, me di cuenta que cuando se me caía la saliva y vagamente podía enfocar la mirada, me di cuenta que eso es una mierda, pero era mi estado más puro y lo amaba, ese donde gritaba y berreaba por dolores ya ni existentes, ¡pero ah como dolían y siguen doliendo!. Me deje de concepciones y comencé a creer, ahí está tu dios, el de tu conocido y el de la gente que encuentres donde se te antoje. Está ahí, cuando estas hecho mierda y a eso hueles, y que ese olor ya te es indiferente, que no te importa donde tienes puestos los pies, no vaya a ser que contraigas una infección que logre curarte de tus anhelos, así que ahí encontré a dios, no al mediocre dios tuyo, obvio. Es que eso tuyo es una mierda de objeto de poder.

-¿Por qué es una mierda?

-Pensar que pudiese pasarte igual que a mi

-Entonces aún existe un poco de empatía en ti, después de tanto. Eso, cuando ya únicamente escuchas un zumbido, ahí dentro, y es que ya las lágrimas no te van, porque aunque sigan saliendo ya no tienen ese efecto de antes, de cuando hacían sentir mejor, ahora solo sucede. Ya no importa que medio mundo te observe derrumbarte, si de cualquier manera siempre ha sido así desde hace más de una década.

-¿Se está usted rindiendo entonces?

-Llámale así, creo que no me rindo, pienso que ya termine de aceptarme.

bottom of page